Reflexión personal. Carlos

Hoy me he tirado muchas horas de vuelo sin dormir, y un día entero solo en el aeropuerto de París por la huelga de controladores. He tenido tiempo de pensar. Aunque no es nada nuevo que no se me haya pasado antes por la cabeza. El domingo recibí dos noticias iguales, dos embarazos. De ninguno de los dos puedo decir los nombres, pero ambos son de gente muy, muy cercana. Uno de familia de España, y otro de familia de Camerún. ¿Qué vida va a llevar una criatura y la otra?, ¿cuántos controles durante el embarazo recibirá una madre y la otra? ¿A qué edad empezará a acarrear una de las criaturas agua o a vender por las calles mientras que la otra tendrá el parquecito recubierto para que no se haga daño y lleno de juguetes? ¿Cuál tendrá derechos y cual no? ¿Quién comerá cinco o seis veces al día y quién, con suerte, una? ¿Con qué ropa se vestirá una para no repetir y quién le donará la ropa a la otra para toda la semana?

¿Quién, cómo, cuánto, dónde, qué,…?

¿Quién decide esto? …………….

Yo no lo sé.

Tengo cuatro sobrin@s maravillosos a los que no les falta nada, y a los que quiero un montón; pero creo que tengo muchos más sobrinos a los que les hace falta de todo, y no sé como dárselo.

Este año mi experiencia en Camerún ha sido totalmente distinta; un cruce de ideas se me pasaba por la cabeza. Por una parte, parecía que nunca me había ido de allí, controlaba cosas de las que el año pasado se me escapaban, me he sentido más seguro en todo. Pero por otro lado también me ha parecido que siempre acababa de llegar y que me iban ocurriendo cosas nuevas.

Está clarísimo que he echado mucho de menos a mis compañeros del año pasado, una por ser mi mujer, otra por ser mi compi del cole gracias a la cual inicié esta aventura. El otro alguien con quien nos acoplamos perfectamente. Pero he tenido mucha suerte este año de dar con un grupo de jóvenes más que apañado. Yo me he sentido arropado por ellos y ellos creo que por mí. Las lágrimas del último día lo dicen todo. A las hermanas decirle que deben estar tranquilas, que ellos van a intentar hacerlo lo mejor posible, que tienen las mejores intenciones y que valen mucho. Hasta ahora se han apoyado en mí,y yo en ellos, pero solos son capaces de lo que se propongan; están muy unidos y sensibilizados con la labor, dispuestos a todo, aunque a veces por su juventud digan algo en el momento equivocado. Estoy orgulloso de haber formado parte de este grupo, al que se nos ha ido uniendo gente como Paco, Dani, Merche, … Ahora os toca a vosotros, y no os digo nada más que se me están saltando las lágrimas en medio del aeropuerto.

Hermanas, Piedad, Florette, Alelandra, Francoise (aunque no esté ahora) y a toda la comunidad de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia : GRACIAS, MERCI, THANK YOU, DANKE, y como más se pueda decir.

De mamá Piead poco puedo decir ya que no haya dicho, es como una madre que nos cuida y nos enseña. Florette es una hermana, pero en el sentido de la palabra, es como tu hermana que se preocupa por todos y por todos los problemas. Y Alejandra ha sido mi gran descubrimiento este año. La conocía, pero no como ahora. Ese darlo todo por los demás y siempre con la sonrisa en la boca “moc amic”, y ese sentido del humor que te hace estar alerta siempre para ver qué va a decir. Francoise me ha llamado hoy al saber que estaba en París para ver cómo estaba y si podía hacer algo por mí.

La labor que hacen las hermanas no queda reconocida en todos los sitios que debiera. Nosotros venimos a colaborar un mes, pero ellas se entregan toda la vida, y yo he vivido que de verdad se entregan.

No sé si mañana pensaré lo mismo, pero ahora me han salido estas palabras.

He dicho.