martes, 18 de septiembre de 2012

Reflexión final


Ya hace más de un mes que he vuelto de Camerún. Ya he comenzado la rutina de nuestra vida  en España.

Lo primero de todo es dar las gracias, mil gracias, infinitas gracias a tod@s los que habéis colaborado aportando materiales, dinero, apoyo emocional, etc. Gracias a vuestra ayuda hemos podido hacer los cursos de informática, de inglés, los talleres con los niños; además se ha podido pagar la escolaridad de muchos de ellos; se han iniciado y continuado tratamientos médicos con enfermos; se han completado pequeños proyectos que no llegaban a terminarse; se ha dejado un fondo para necesidades alimentarias urgentes; se han iniciado pequeños minicréditos para que algunas familias monten sus puestos en el mercado, …en fin, muchas gracias, infinitas gracias, porque sin vuestra ayuda no hubiera sido imposible.
 
 
Mi reflexión final no es muy larga. Llevo muchos días pensando y no se me ocurre nada especial que contar. Estando allí, las cosas no me sorprendían tanto como en años anteriores. Las he llegado a ver normales. Y eso no me gusta.
No quiero acostumbrarme a ver gente que pasa necesidades; no quiero acostumbrarme a ver niños pequeñitos andando solos por “las calles”; no quiero acostumbrarme a que una enfermedad suponga esperar la muerte, no quiero acostumbrarme a que haya gente (mayores y niños) que digan “donne moi”; no quiero acostumbrarme a ver a los niños cargando con garrafas, cubos y palanganas de agua desde las primeras horas del día hasta el anochecer; no quiero acostumbrarme a  ver niños desnutridos; no quiero acostumbrarme a ver a los niños trabajando para poder pagarse la escolaridad del año siguiente; no quiero acostumbrarme a que estar con malaria sea normal, mueras o no. No quiero acostumbrarme a …, son tantas cosas.

 No, no quiero acostumbrarme


En Avant, Toujours en Avant

 
PD. Una necesidad que he visto, no urgente, pero si necesaria, es la de comprar un grupo electrógeno para el colegio Anuaritte. Los que habéis seguido el blog sabéis que cada dos por tres allí se va la luz y no se sabe cuanto tiempo tarda en volver. En el colegio se enseña costura a niñas, y gracias a otras aportaciones nuestras y no nuestras, se compraron máquinas eléctricas para que las niñas aprendieran y se pudieran incorporar al mundo laboral. Pero las clases se tienen que interrumpir continuamente, como nos ocurría a nosotros en los cursos de informática, por los cortes de luz. Lo dicho, no es una primera necesidad, pero si queremos que avancen…

Ahí va nuestro próximo reto


Los proyectos oficiales de la ONG “Bajar a la Calle Sin Fronteras” los podéis ver en http://bajaralacallesinfronteras.org/que-hacemos/ . Mirando las memorias de otros años se ve todo lo que se ha podido hacer hasta ahora.

De nuevo, gracias, gracias, gracias