Ya hace
más de un mes que he vuelto de Camerún. Ya he comenzado la rutina de nuestra
vida en España.
Lo
primero de todo es dar las gracias, mil gracias, infinitas gracias a tod@s los
que habéis colaborado aportando materiales, dinero, apoyo emocional, etc.
Gracias a vuestra ayuda hemos podido hacer los cursos de informática, de
inglés, los talleres con los niños; además se ha podido pagar la escolaridad de
muchos de ellos; se han iniciado y continuado tratamientos médicos con
enfermos; se han completado pequeños proyectos que no llegaban a terminarse; se
ha dejado un fondo para necesidades alimentarias urgentes; se han iniciado
pequeños minicréditos para que algunas familias monten sus puestos en el
mercado, …en fin, muchas gracias, infinitas gracias, porque sin vuestra ayuda
no hubiera sido imposible.
Mi
reflexión final no es muy larga. Llevo muchos días pensando y no se me ocurre
nada especial que contar. Estando allí, las cosas no me sorprendían tanto como
en años anteriores. Las he llegado a ver normales. Y eso no me gusta.
No
quiero acostumbrarme a ver gente que pasa necesidades; no quiero acostumbrarme
a ver niños pequeñitos andando solos por “las calles”; no quiero acostumbrarme
a que una enfermedad suponga esperar la muerte, no quiero acostumbrarme a que
haya gente (mayores y niños) que digan “donne moi”; no quiero acostumbrarme a
ver a los niños cargando con garrafas, cubos y palanganas de agua desde las
primeras horas del día hasta el anochecer; no quiero acostumbrarme a ver niños desnutridos; no quiero
acostumbrarme a ver a los niños trabajando para poder pagarse la escolaridad
del año siguiente; no quiero acostumbrarme a que estar con malaria sea normal,
mueras o no. No quiero acostumbrarme a …, son tantas cosas.
No, no quiero acostumbrarme
En
Avant, Toujours en Avant
PD. Una
necesidad que he visto, no urgente, pero si necesaria, es la de comprar un
grupo electrógeno para el colegio Anuaritte. Los que habéis seguido el blog
sabéis que cada dos por tres allí se va la luz y no se sabe cuanto tiempo tarda
en volver. En el colegio se enseña costura a niñas, y gracias a otras
aportaciones nuestras y no nuestras, se compraron máquinas eléctricas para que
las niñas aprendieran y se pudieran incorporar al mundo laboral. Pero las
clases se tienen que interrumpir continuamente, como nos ocurría a nosotros en
los cursos de informática, por los cortes de luz. Lo dicho, no es una primera
necesidad, pero si queremos que avancen…
Ahí va
nuestro próximo reto
Los
proyectos oficiales de la ONG “Bajar a la Calle Sin Fronteras” los podéis ver
en http://bajaralacallesinfronteras.org/que-hacemos/
. Mirando las memorias de otros años se ve todo lo que se ha podido hacer hasta
ahora.
De
nuevo, gracias, gracias, gracias
No hay comentarios:
Publicar un comentario