lunes, 29 de julio de 2013

Domingo 28 de julio



Algo no me sentó ayer bien. Toda la noche dando vueltas, y esta mañana he empezado mi peregrinar hacia “le toilette”. Hoy vamos a ir a comprar algunas cosas para la vuelta y para la casa, y después a despedirme de las hermanas de Ndogpassi. Allí saludo a las niñas de la Casa de Acogida Aissa, y rápido para casa, que con tanto bache no sé si llegaré. He tenido que suspender lo que tenía preparado para esta tarde noche porque no me encuentro muy bien, pero nada malo, sólo cansancio acumulado con un pequeño problema estomacal. Aparece gente a despedirme.
Hoy comienza en la casa un encuentro de jóvenes, posibles aspirantes, así que hay movimiento por la casa. A las 8 se nos ha ido la luz. Son las 10 y no ha vuelto. Ducha con linterna y a dormir, espero.
Ya parto mañana por la noche. Sentimientos encontrados.
Besos y abrazos



domingo, 28 de julio de 2013

Sábado 27 de julio



A las nueve hemos quedado en el colegio para terminar de recoger con los monitores todas las cosas de las colonias, volver a montar las clases y hacer una evaluación final. Me han pedido que vuelva el año que viene, y ya veremos que pasará. Despedidas, palabras bonitas, etc, etc, etc. Terminamos sobre las doce, y vuelvo a llevar colgado a Olivier, que no me suelta ni a sol ni a sombra. Emilian también nos acompaña, alguien con quién poder tener una conversación decente y que me ha ayudado en muchas ocasiones, tanto en las colonias como en mi francés.
Ahora toca bajar la colina e ir a comer a casa de Rosalie, que me han invitado antes de irme. Si uno se siente otros años el blanco de todas las miradas, este año más, porque aparte de estar solo, no he visto a ni un solo blanco. Por las calles la gente se me queda mirando, es normal, y se escuchan muchos comentarios de le blanch. En casa me espera mi otra familia, de la que me va a costar mucho trabajo despedirme. Comemos e incluso me tomo una 33, que es una cerveza camerunense muy parecida a las nuestras. Todos pendientes de mí, y yo pendiente de los más pequeños. He comido mucho, pero Rosalie quiere que siga comiendo; no quiero hacer feo, pero es que no puedo y conozco mi estómago. Después de juego con los niños, de hablar, bastante, volvemos a casa. Me acompañan Teresa, Esperanza y Johnson; a mitad de camino le decimos a los más pequeños que se vuelvan a casa, y se han enfadado; querían venirse conmigo, no han querido despedirse y se han quedado quietos mirando de reojo como me iba. No se han movido en un buen rato. Ahora a  casa a descansar. Si claro, habrá que recoger y guardar todos los restos de materiales por si hacen falta el año que viene. Bueno… Termino tarde y cansado, muy cansado, tengo unas poquitas de ansias, supongo que de la comida, así que esta noche no he cenado.
Ya se han comprado unas rodilleras y unas coderas para Olivier, para que las caídas sean más leves. Lo que no sé es como hacer  con la cabeza, porque un casco de bici no creo que se ponga. De todas formas lo intentaré. Al muchacho de las muletas, Alex, que le dimos el año pasado la camiseta de bajar a la calle le vamos a comprar material escolar, ya que asiste con regularidad al colegio y con interés.
A dormir. Bnmaqtqm
PD. Hoy ha sido la misa por mi amigo Antonio López; no he podido asistir, pero a la misma hora me he metido aquí en la capilla para pedir por su familia. Pilarica, muchos ánimos, “el López está con nosotros”. Os quiero a tod@s   



sábado, 27 de julio de 2013

Viernes 26 de julio




Hoy es el gran día. Terminamos las colonies de vacances, y los cursos de informática e inglés. A las siete y media hemos quedado para preparar las cosas. ¡No aprendo! Estoy yo sólo. Poco a poco empiezan a aparecer los monitores y los niños. Preparo las cosas y a las nueve hay una misa de inicio. Me hacen leer una petición, bueno, ahí va mi francés. Al volver al cole, que está al lado de la parroquia, me doy cuenta de que me han quitado la mesa que había montado con los materiales y han puesto el equipo de música. Al lado cuatro mesas iguales y vacías; no me pidáis que os lo explique, cosas como estas ocurren a diario.
Comienza la fiesta y todo va de maravilla, la coral, los bailes, los teatros, incluso la canción de Macaco, Mensajes del agua, que cantamos todos los monitores en español. Los problemas comienzan cuando vas a repartir algo, se te echan todos los niños encima, literalmente. Da mucha pena tener que decir que no a alguno porque quiere repetir, pero debemos dar una cosa a cada niño, por lo menos. Hemos comprado unos paquetitos de galletas y un chupachups para cada niño; se han ido casi quinientos paquetes.
Gracias a vuestras aportaciones hemos podido comprar muchos de los materiales de las colonias, y les hemos dado su pequeño obsequio, las galletas y chupachups, pero lo que yo si he tenido la suerte de llevarme es el cariño de muchos de estos enanos que no me querían soltar ni un momento. Lo siento, esa parte la he disfrutado yo, aunque yo os lo transmito. Ha habido un momento en la fiesta que tenía a cinco chiquillas encima de mí; y todas tocándome los pelillos de los brazos que les resultan curiosos.
A recoger, y para la casa que ya son las tres de la tarde. En cuanto estamos listos Christelle y Teresa me acompañan a buscar a los niños apadrinados por algunos de vosotros. Parece mentira pero no hemos tenido tiempo, o no hemos podido o sabido  organizarnos. Lo tenía que haber hecho el primer día. Recuerdo la casa de una de ellas, voy directo, y por el camino me cruzo con la chiquitilla de la familia, la he reconocido enseguida. Ella no se acuerda de mí, sólo tenía tres años cuando me vio un día el año pasado; llaman a la otra hermana, Grâce, que si me recuerda y le da mucha alegría verme. Fotos, material escolar de parte de sus padrinos, y a buscar a Bryan. Preguntamos en una esquina, y me quedo mirando a un niño, le pregunto y era él. Otra vez hemos tenido suerte; cuando vamos a salir, preguntamos a la familia por el nombre de otro de los niños, y resulta que era uno de los chiquitos que estaba jugando con Bryan. Así que dos pájaros de un tiro. A la última niña no la encontramos, nadie sabe quién es, y nos volvemos a casa, pero llegando se nos ocurre preguntar, y a la niña que preguntamos resulta que es ella. ¡increible! Ahí está con cuatro añitos vendiendo en su puesto aguacates. A todos los niños apadrinados les hemos dado algo de material escolar, aparte de ayudarles a pagar su escolaridad, que es lo que hacen los padrinos. Me ha dado mucha alegría verlos a todos, pero ojalá que hubiera podido buscarlos antes. Ya me tengo que volver a casa.
Hoy es viernes y llevo varios días de retraso en escribir, pero estoy muy cansado. Mañana lo intento, bueno, ahora ya es mañana.
Mi Sarita tiene fiebre, y un ojo regularillo. Y su padre lejos. Lo siento pequeña.





Jueves 25 de julio



Hay que levantarse más temprano todavía para volver a Douala. Salimos a las seis de la mañana para intentar estar pronto en casa. El viaje bien, como el de ayer, con las mismas sensaciones y con un poco de impotencia de no poder hacer las fotos deseadas. Pero a la entrada de la ciudad un gran atasco nos hace perder más de dos horas, que, acumuladas a las casi seis que llevábamos encima, se hacen muy largas. Llegamos y rápidamente para las colonias, a preparar todo para mañana.
Vuelvo a ver a mi Teresa, la he echado de menos estos dos días sin verla. Viene corriendo a darme un beso. Enseguida se me acercan muchos niños a saludarme, me cogen de todos sitios y no me quieren soltar. Todos me preguntan que dónde estuve ayer, que se creían que ya me había ido. ¡Qué bonito!  Rápidamente a trabajar, a hacer muestras para la exposición de la fiesta mientras los demás ensayan. Esta tarde ha venido a verme Patrick, de la ONG "Action Pour Tous" ; ellos van a empezar las colonias en agosto, me ha invitado y quería ver cómo las estábamos haciendo. Espero que a ellos les salga tan bien como a nosotros. Un placer, Patrick. Mañana ha quedado en venir a ver la fiesta.
Hoy he tenido una experiencia nueva. He acompañado a Teresa a su casa y a la vuelta, en una moto taxi he intentado volver a casa. Digo intentado porque he visto el atasco más grande de mi vida, motos y coches en todas las direcciones, en todas. Parados sin vistas de moverse durante media hora; hemos podido salir por encima de todos. No puedo explicarlo, ni podía hacer tampoco fotos. Todo el mundo me decía: “eh, blanco, qué te parece, esto es África”. Me dijeron más cosas que no comprendí y que no quise comprender. He tenido una sensación mezclada entre miedo,  sorpresa, emoción.
Estoy en casa y con una bolsa llena de cartucheras para vender, que me ha hecho la madre de Teresa, Rosalie, así que ya sabéis…
A preparar muchas cosas para mañana y supongo que a acostarse muy tarde.
Ya queda poco, os veré pronto





Miércoles 24 de julio



Nos hemos levantado a las cinco y media para salir al Oeste. Vamos a Bamenjou y a Bafusan. Eso implica muchas horas conduciendo. Cuando uno viene a cooperar viene a lo que haga falta, y hoy es necesario hacer de chófer. Vamos Piedad, Rossine y yo. El viaje es ameno y a pesar de las horas no se me ha hecho demasiado largo. Los paisajes son preciosos, bonitos de verdad, pero cuando pasas por los pueblos, o cuando ves a los cientos de niños por las carreteras portando cosas en la cabeza, niños de muy corta edad, te cambia todo. No es la primera vez que lo digo, se me quedan grabadas en la memoria miles de imágenes que no se pueden expresar con fotos, aunque en esta ocasión más que nunca puesto que no he podido hacerlas mientras conducía.
Comemos en Bamenjou, dónde hay un colegio profesional y un dispensario. Este tiene una sala de partos que montó Juanjo hace años, pero ahora están necesitados de una incubadora; de muchas cosas, pero la más importante, la incubadora.
Partimos hacia Bafusan, se  hacen un par de recados y para la casa de las Hermanas. Allí a esperar a que ellas terminen sus asuntos. Yo aprovecho para poner algunos míos en claro, mentalmente claro. Nos acostamos pronto, mañana madrugamos para volver.
Me queda una pequeña sensación de haber perdido un día. Hoy no he visto a los niños de las colonias, y los echo de menos.