sábado, 27 de julio de 2013

Miércoles 24 de julio



Nos hemos levantado a las cinco y media para salir al Oeste. Vamos a Bamenjou y a Bafusan. Eso implica muchas horas conduciendo. Cuando uno viene a cooperar viene a lo que haga falta, y hoy es necesario hacer de chófer. Vamos Piedad, Rossine y yo. El viaje es ameno y a pesar de las horas no se me ha hecho demasiado largo. Los paisajes son preciosos, bonitos de verdad, pero cuando pasas por los pueblos, o cuando ves a los cientos de niños por las carreteras portando cosas en la cabeza, niños de muy corta edad, te cambia todo. No es la primera vez que lo digo, se me quedan grabadas en la memoria miles de imágenes que no se pueden expresar con fotos, aunque en esta ocasión más que nunca puesto que no he podido hacerlas mientras conducía.
Comemos en Bamenjou, dónde hay un colegio profesional y un dispensario. Este tiene una sala de partos que montó Juanjo hace años, pero ahora están necesitados de una incubadora; de muchas cosas, pero la más importante, la incubadora.
Partimos hacia Bafusan, se  hacen un par de recados y para la casa de las Hermanas. Allí a esperar a que ellas terminen sus asuntos. Yo aprovecho para poner algunos míos en claro, mentalmente claro. Nos acostamos pronto, mañana madrugamos para volver.
Me queda una pequeña sensación de haber perdido un día. Hoy no he visto a los niños de las colonias, y los echo de menos. 



1 comentario:

  1. Perder días....ufffff......ojalá todos los perdiéramos así.....

    ResponderEliminar