Martes 20 de julio

Ya sí es el último día de todo para Carlos, y él quiere ir a todos los sitios. Por la mañana se despide de los alumnos de informática, algunos dicen que vendrán a verlo esta tarde. Madame Celestine le trae unos cocos en agradecimiento. Hoy tenemos menos alumnos.

María, Carlos, Teresa y Onanina parten hacia Ndog-Passi II; Onanina no conoce el camino, así que son María y Carlos los que dirigen. Último día de conducción temeraria. Nada más llegar llaman a Onanina y tiene que partir. Continuamos el curso; algunas, bueno, muchas se incorporan más tarde porque no han estudiado y Kamille así lo cree conveniente. Se avanza lentamente porque sólo hay tres ordenadores para una veintena de niñas. Teresa se queda dormida, no está acostumbrada a acostarse tarde y tiene el cuerpo cortado por la partida inminente de Carlos. Al acabar les enseñamos las fotos que hemos hecho los días anteriores; se ríen mucho. Cantan un par de canciones de despedida para Carlos, discurso y una oración por el viaje y el deseo de que vuelva el año que viene (Dios os oiga).

Volvemos a casa, allí estamos todos y nos toca hacer la última comida con Carlos, donde comienzan las primeras lágrimas. Oración y “tre bien”. Las maletas ya están casi listas, Teresa ha colaborado. Cambio de ropas, la de España se queda aquí y se llenan de bubús , culots y pantalons (Sa va). Nos vamos al cursillo y a las colonias que hoy pintamos las caras de los niños. ¡Qué bonitos que están! Carlos sube y baja, no quiere perderse nada, pero tiene que volver a casa para hablar con las hermanas; todavía hay que concretar qué se va a hacer con el dinero que todos habéis aportado. Ya os lo detallaremos, pero sobre todo medicinas y comida para enfermos, becas escolares, material educativo, operaciones urgentes, … Muchas cosas que son posibles a vuestra solidaridad. Yo, nosotros, en nombre de las hermanas Misioneras Cruzadas de la Iglesia de Camerún, en el del pueblo camerunés y en el nuestro propio os damos mil gracias por el esfuerzo. Os aseguro que es increíble hablar con ellas y ver cómo quieren exprimir el último euro para poder ayudar a más gente; cuando te cuentan y ves la realidad de muchos de ellos te entran ganas de quitarte todo lo que llevas, venderlo y que lo aprovechen para lo que sea. Y de verdad que se aprovecha. Gracias de nuevo.

Vuelta a las colonias y al curso, y comienzan de nuevo las despedidas. Todos quieren algo de recuerdo, pero todo lo que llevo encima son regalos de los niños o amigos. Intercambio de e-mail, ¿y el año que viene, vendrás? “se tre dificille…”

Mervelle, la sobrina de la hermana Forette (a la que echamos de menos) viene a pasar unos días a casa. Carlos nos previene del terremoto que se nos viene encima.

A la casa a preparar los últimos detalles, cenaremos a las 7 para poder hacerlo con Carlos. Teresa ya lleva un rato llorando desconsolada. Comienzan las miradas cómplices, los balbuceos, las lágrimas colgando. Nos vamos. Ángela y Dani acompañan a las hermanas al aeropuerto para despedirlo. Caos en el aeropuerto, billetes, embarque, tasas revolucionarias y se acaba todo. Ya sí es verdad, me voy. No Tota, no, no es una ilusión, me estoy subiendo en el avión. Mañana os levantaréis sin mí y yo sin vosotros. Hacedme sentir orgulloso de vosotros; bueno, sé que así será.

Mucha suerte compañeros, cuidadme a las hermanas y a “tre bien”.

Besos y abrazos, os quiero.

Vuelvo a mi otra casa