jueves, 20 de agosto de 2009

Miercoles 19-8-09



Esto se acaba. Parece mentira, pero así es. Hoy es el último día. Como ya hemos terminado los cursos de informática, dedicaremos la mañana a comprar los últimos detalles y recuerdos para familiares y amigos, y la tarde a las trenzas de Rosario y a algunas despedidas que nos quedan pendientes. Nos dirigimos primero a la Procure des Missionaires (en la práctica, la casa madre de los misioneros de Douala) porque Piedad tiene que solucionar allí algunos asuntos de próximos viajes de sus hermanas. Al bajar la cuesta de Oyack, nuestro chófer, Bruno, comenta que no está mal porque llueve y el agua lava la colina, es decir, no deja que se acumule el barro. De la Procure nos vamos a Mahima, uno de los buenos supermercados de la ciudad donde se puede encontrar de todo, lo mismo que en cualquiera del centro de Madrid, aunque el precio es prohibitivo para la inmensa mayoría de los habitantes locales. De ahí a la panadería. Muy cerca está la catedral, paramos un momento para visitarla porque Raúl todavía no la ha visto. Ahora nos queda el mercado de artesanía. Allí compramos en un par de puestos donde conocen bien a la hermana Piedad y saben afrontar su capacidad de regatear. Si necesitamos algo de otros puestos, nos lo buscan enseguida. Al final, después del tira y afloja, todos contentos. Mientras volvemos en el coche, suena el móvil de Rosario, bip, bip, mensaje de la compañía aérea diciendo que hay cambios en el vuelo, que consultemos el correo. Nos quedamos con la incertidumbre.
Nos acercamos a conocer el colegio que la Congregación tiene en el barrio de Bilonguè es una escuela maternal y primaria, con casi 600 alumnos. Podemos comprobar como está listo el depósito del agua que llevan el proyecto de “Gota a gota”. Están muy liados con las inscripciones.
No nos paramos mucho rato y nos vamos a casa de Marta, la mamá de la hermana Aní. Allí conocemos a Madeleine, que luego se va a pasar para trenzar a Rosario. Vemos su casa, con la que están muy contentos. Piedad nos contó como era la de antes. Nos esperan para comer. Hasta luego.
Al llegar a casa, abrimos el ordenador: vuelo cancelado, el nuevo saldrá a las cinco de la mañana del día siguiente. No hay problema, al menos nos avisan. Bueno, sí hay problema, salir a las tres de la mañana por el barrio de Oyack no es lo más recomendable. Menos mal que Joseph, que trabaja en el dispensario de las hermanas y vive muy cerca de nuestra casa, se ha ofrecido a acompañarnos. Todavía no hemos terminado de comer y ya ha sonado el timbre: son Madeleine y Judith, vienen acompañadas de su hermana Jackie y de su sobrinita Karmel, que nos deleita con un baile lleno de salero camerunés. Instalamos la peluquería provisional en la entrada, para atender a la gente. Enseguida comienzan a llegar más personas que quieren despedirse, nos traen regalitos, cartas, nos piden el correo electrónico, el teléfono y hasta la dirección postal. Poco a poco el salón de la casa se va llenando de gente: Rosalie y su hija Teresa, Onanina, Delphine y su amiga, Fabrice… Le decimos que se lleven un poco de hilo de cada color para que puedan hacer el tipo de pulseras que aprendieron en las colonias. La hermana Piedad saca unas galletas y unos refrescos. Estamos todos tan a gusto que nos gustaría que se detuviera el tiempo. Las trenzas de Rosario ya están listas… pero nadie tiene intención de terminar la visita y consumar la despedida. Viene Joseph porque hemos quedado en hacerle una visita.
Como nadie se mueve, tomamos la iniciativa y nos despedimos para ir a casa de Joseph. Como muchas de las viviendas del barrio, tiene solo dos estancias muy pequeñas para los seis miembros de la familia (Joseph y Flore tienen cuatro hijos, la mayor de unos 9 años). Los niños nos reciben con cariño y alegría. Nuestra visita es una fiesta para ellos. Les hacemos unos perritos y una flor con los globos, les entregamos un juguetito a cada niño, un caramelo y unas galletas, ellos nos ofrecen plátanos. El juguete estrella es una cajita de música que al abrirse emite una cancioncilla con mucho ritmo (Everybody dance now…). Cómo nos reímos con el baile de los niños, sobre todo con el más pequeño, que se mueve con una gracia tremenda y cierra la cajita con increíble soltura y decisión. Después nos hacemos la foto de familia con el automático. Más risas, qué divertidos son los niños. Antes de irnos, Joseph y Flore nos vuelven a dar las gracias por la visita y por nuestro trabajo como cooperantes durante estas semanas. Les decimos que nosotros hemos recibido y aprendido mucho más… Volvemos a casa con el buen sabor de boca de la visita y a la vez impresionados por las condiciones en las que vive la familia.
Para la cena, nos acabamos las “pizcas” sobrantes de hoy y ayer, y para postre Veronique nos ha preparado un sabroso flan de huevo. Después de la cena, llega la fiesta de despedida de la comunidad. Piedad y Françoise nos cuentan sus impresiones y experiencias de nuestra estancia en Camerún, nosotros hacemos lo mismo, en definitiva, una reunión de evaluación improvisada pero muy sincera y profunda, enriquecedora al máximo para todos y cada uno de nosotros, de los miembros de la comunidad de Oyack y los de “acogida”, ni que decir tiene que las palabras de elogio a nuestros compañeros Isa y Carlos fue lo más repetido. Como conclusión, el único fallo es que se fueran antes. Para terminar, intercambio de regalos al estilo africano con canción y baile incluido. ¡Qué bien nos han acogido las hermanas! Hasta el último momento no dejan de tener detalles con nosotros.

Bonne nuit et dormez bien.

2 comentarios:

  1. Tashi delek!

    ¡Intenso día! Ya toca irse. Está claro que os va a costar marchar, pero supongo que os dejáis parte de vosotros allá, con toda la gente con quienes habéis compartido todo este tiempo. Desde luego tanto vuestro viaje como el de Formosa nos han obligado a algunos a hacer un hueco también en nuestro corazon a todas esas personas que, aunque sólo los que habéis estado allá habéis tratado personalmente, forman ya parte de nuestras vidas.

    Deseo que tengáis un buen viaje y que podamos vernos pronto. Recibid los saludos habituales...

    Alberto

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  2. Estamos muy emocionados y parece que nos estamos volviendo a despedir. Os tenemos a todos muy presentes.¡Oyack! Te echamos de menos.
    Raúl y Rosario, seguro que estais ya en Casablanca con el corazón roto, pero lleno de todo lo que hemos aprendido por aquellas tierras y con aquellas maravillosas personas. Muchos besos y nos vemos pronto. Aaayyyyyyyyyyyy!

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