Martes 11-8-09

Hoy nos hemos levantado más temprano de lo normal, porque tenemos excursión a Kribi, la zona más turística de Camerún (la Marbella o la Ibiza de aquí, para entendernos). Unas dos horas y media hacia el sur, no muy lejos de Guinea Ecuatorial. Sigue lloviendo en Oyack (ya quisiéramos un par de días así en Málaga cada mes…). Vamos en el coche Carolle, Françoise, Rosario y Raúl, junto con Bruno, que hace de chofer. La carretera es sorprendentemente buena. El paisaje abruma con su abundante vegetación, es pura selva. Llegamos sin contratiempo y tras un primer contacto con la playa, nos damos un largo baño. El agua está limpia y a una temperatura espléndida. De pronto se pone a llover y tenemos esa sensación tan rara, pero tan agradable, de estar mojándonos doblemente. Raúl, Bruno y Rosario disfrutan con las olas como si fueran niños pequeños. Tras el baño nos vamos a comer al puerto pesquero de la ciudad el plato estrella de los cameruneses: “poisson a la brase” (pescado a la brasa). Seguimos el ritual habitual en estos casos: elegir los pescados crudos que queremos comer, regatear el precio y esperar un buen rato (casi una hora) a que lo sirvan. La espera merece la pena porque el pescado está riquísimo, aunque por mucho que lo intentamos no conseguimos parecer nativos al comerlo, ya que ellos se comen hasta la última brizna de carne, dejan las espinas como si hubieran pasado por la lavadora. Después del manjar vamos a otra playa con unas cascadas muy bonitas, se llama “Chute de la Lobe”. Volvemos a regatear, esta vez para subirnos en una piragua. Que si 20.000 por cabeza que se estás loco… total 7.000 todos. Y nos montamos. A punto de salir se apuntan otras dos blancas, resulta que son españolas. Una de ellas lleva cuatro meses trabajando como enfermera voluntaria en un hospital cerca de Yaunde dirigido por un médico catalán. Ha venido su amiga y llevan unos días conociendo el país. Son simpáticas y se nota que tienen espíritu aventurero. Después de muchos días, vemos el sol y tenemos que echar mano de las cremas protectoras… Tras una jornada muy relajada (hemos dejado trabajo a nuestros alumnos de los cursos de informática), regresamos a Douala y ¡sorpresa!: no llueve. Y otra sorpresa, no tenemos agua en casa, así que toca echar mano de cubos y barreños para lavarse, y no podemos quejarnos porque seguro que mucha gente del barrio tendrá que enviar a sus niños a buscar esos cubos y barreños. A punto de terminar de escribir el blog de hoy, recibimos la tercera sorpresa del día, la mejor: llamada de nuestros compis Carlos e Isa desde Almería. Qué ilusión volver a oír su voz y recibir sus ánimos desde miles de kilómetros.

Bonne nuit et dormez bien.