jueves 13-8-09

Hoy toca viaje a la capital de Camerun: Yaounde. La ciudad donde estamos, Douala, es la “capital económica” del país, pero Yaounde es la política y administrativa, y eso se nota. Despues de dos horas y media de viaje (con nuestro chofer de confianza: Miguehe), pisamos las calles de la capital. Paramos en una panadería para comprar pan y comprobamos con sorpresa que la bollería y los dulces de los expositores no tienen nada que envidiar a los de cualquier establecimiento del mismo centro de Paris. Antes de comer, Piedad tiene un par de encargos importantes: la Embajada de España y el Ministerio de Educacion. El primer encargo sale bien, el otro va por buen camino aunque el resultado no deja de ser “vuelva usted mañana”. La primera impresión que nos llevamos de Yaounde (además del gigantesco Marché Moloko, atestado de gente) es que esta mucho mas cuidada que Douala. Tras los encargos nos instalamos en la casa de las Misioneras y degustamos la sabrosa comida que nos ha preparado Rosine. Despues de un breve descanso, nos lanzamos a la visita turística de la ciudad. Todo Yaounde en una sola tarde… Quien da mas? El palacio de congresos (donde nos quedamos “atrapados” quince minutos a la salida porque va a pasar la comitiva del presidente de la Republica, que lleva mas de una docena de coches, incluso ambulancia); el Mont Febe (uno de los mejores hoteles de la ciudad, con una panorámica magnifica); la Nunciatura (es decir, la embajada del Vaticano, que estaba cerrada pero vemos el edificio y las estatuas de dos miembros de la guardia suiza); el campus local de la Universidad Catolica de Africa Central (que parece Oxford a la africana); la catedral (en el mismo centro de la ciudad, con una pintura preciosa en el retablo; allí visitamos la tumba de monsegnor Andre Wkim, arzobispo de Yaounde, que murió con fama de santidad); el monumento a la unidad del Camerun; el santuario Maria Reina de los Apostoles (donde el papa Benedicto XVI celebro misa en su reciente visita). Cuando ya se hace de noche, vamos de visita a casa de Marta Lobo, sobrina de la misionera Teresa Lobo, que se caso con un chico camerunes y se ha quedado a vivir aquí. Tiene dos niñas preciosas, Olivia y Manuela. La primera es el ojito derecho de la hermana Piedad, que se lo pasa bomba jugando con ella. Tambien Rosario demuestra sus dotes de tita jugando con Olivia y su libro de dibujos.

Por la noche, volvemos a la residencia de las misioneras y tras la cena disfrutamos un rato de la acogedora terraza y del fresquito (sin humedad) de la capital. Al irnos a dormir comprobamos que también aquí hay música, la del cabaret contiguo, pero es suave y acaba pronto… o será que estamos tan cansados que ni la oímos?

Bonne nuit et dormez bien.