La madre de nuestro compañero cooperante Alberto, de Ndog-Passi ha querido compartir con nosotros una carta con la que nos sentimos bastante identificados. Gracias
África en casa
Alberto regresó ayer, bueno su cuerpo regresó ayer porque su alma todavía está en Camerún. Han sido casi 40 días, poco tiempo en toda una vida, una eternidad para un muchacho de 18 años, que ya nunca más volverá a ser el mismo que era. Ayer estaba descolocado le parecía todo absurdo y fuera de lugar incluso encontrarse con tantos blancos. Las pocas veces que hablamos con él durante su estancia, nos decía que todo era genial. Todo allí tenía sentido. Cuenta tantas cosas que no sabría por donde empezar, ha vuelto con las maletas vacías y el equipaje lleno, de vivencias, de personas, de canciones, de músicas, de olores, de imágenes, de niños, de adultos. Cuenta que poniendo un cartón sobre una mesa ya está el quirófano preparado para operar, cuenta que te lo dan todo, y trae pulseras y dibujos hechos por los niños y menos niños, trae a sus amigos en el corazón, cuenta que los niños se volvían locos con un globo, cuenta que los niños le llamaban “tontón” que es: hermano mayor, cuenta que hace falta de todo, cuenta que son pobres pero listos y que cuando iban al mercadillo y pretendían engañarles les decían: “oye que soy blanco, pero no soy tonto”. Cuenta y cuenta y en su mirada se ve que está impactado por la desigualdad del mundo.
Él volverá y yo volveré a pedirte cosas, bolis, cuadernos, pelotas, globos, medicinas de todo tipo. No tires nada, me lo guardas.
Y todo lo que mandes les llegará a cualquiera de los niños de la foto.
Garantizado.
Un abrazo
Virginia
África en casa
Alberto regresó ayer, bueno su cuerpo regresó ayer porque su alma todavía está en Camerún. Han sido casi 40 días, poco tiempo en toda una vida, una eternidad para un muchacho de 18 años, que ya nunca más volverá a ser el mismo que era. Ayer estaba descolocado le parecía todo absurdo y fuera de lugar incluso encontrarse con tantos blancos. Las pocas veces que hablamos con él durante su estancia, nos decía que todo era genial. Todo allí tenía sentido. Cuenta tantas cosas que no sabría por donde empezar, ha vuelto con las maletas vacías y el equipaje lleno, de vivencias, de personas, de canciones, de músicas, de olores, de imágenes, de niños, de adultos. Cuenta que poniendo un cartón sobre una mesa ya está el quirófano preparado para operar, cuenta que te lo dan todo, y trae pulseras y dibujos hechos por los niños y menos niños, trae a sus amigos en el corazón, cuenta que los niños se volvían locos con un globo, cuenta que los niños le llamaban “tontón” que es: hermano mayor, cuenta que hace falta de todo, cuenta que son pobres pero listos y que cuando iban al mercadillo y pretendían engañarles les decían: “oye que soy blanco, pero no soy tonto”. Cuenta y cuenta y en su mirada se ve que está impactado por la desigualdad del mundo.
Él volverá y yo volveré a pedirte cosas, bolis, cuadernos, pelotas, globos, medicinas de todo tipo. No tires nada, me lo guardas.
Y todo lo que mandes les llegará a cualquiera de los niños de la foto.
Garantizado.
Un abrazo
Virginia
Muy bonita, si señor
ResponderEliminarTashi delek!
ResponderEliminarCreía que ya estaba acabado este blog, pero me alegro de haberme equivocado. La verdad es que me he encontrado por casualidad (¿casualidad...?) con esta nueva entrada. Algunos saben que mis compadres viajan en breve a Filipinas a traerse a Lorena, y yo les he propuesto hacer un blog de la experiencia. Al volver a conectar para darles el enlace, me he encontrado con esta bella carta y estas lindas fotos.
Gracias, de nuevo, por haber compartido con nosotros vuestra experiencia en África. Creo que ninguno de los que hemos seguido vuestras aventuras volveremos a ser los mismos de antes (los que la habéis vivido en 1ª persona, con más razón...).
Un abrazo a todos...
Alberto
muy bien chico. esto si es ayudar a la gente, tocando su realidad... ánimo
ResponderEliminaralberto hombre, estas hecho casi un místico desde que te has vuelto de camerún. contagíalo a los demás compañeros. otro mundo es posible de verdad
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