martes, 3 de septiembre de 2013

Reflexión final



La verdad es que me resulta cada vez más difícil hacer una reflexión de mis experiencias en África.
El trabajo realizado creo que se ha hecho muy bien, con mucho esfuerzo y con buenos resultados, desde mi punto de vista. Entre todos hemos conseguido llevar a cabo muchos proyectos pequeños, desde microcréditos, becas escolares, ayudas familiares y a enfermos, ayudas alimentarias, …Gracias de nuevo.
Cuando alguien me pregunta cómo me ha ido el viaje, suelo responder que bien, bastante bien, y no cuento demasiado más. No sé si realmente interesa que cuente mucho. Estaría horas hablando, sin parar, como cuando uno volvía de la mili. Quedarme me quedo con ganas, pero uno no quiere ser pesado.
Ahora acaba de pasar ya un mes que volví. Y, cuando mi Teresa, la familia de Serena, Miguehe, Emilianne, Olivier o cualquier otro de los amigos y familia de Camerún me preguntan por teléfono o por correo, no sé qué contarle de lo que estoy haciendo. ¿Qué les digo? ¿Que cuando volví me fui a tomarme una cerveza?, ¿Que a los dos o tres días me fui varios días a las playas de San José a ver a mis padres y estaba todo el día en la calle?, ¿Que después me fui a la feria de mi pueblo (Tabernas Capital) y estuve cinco días tapeando y de cervecitas con mis amig@s?, ¿Que luego estuve en mi casa del campo tranquilito en la piscina y casi con la única preocupación de qué íbamos a hacer al día siguiente para comer, por si había que comprar algo?  Y no me he ido a la feria de Málaga, ni a la de Almería ni he salido por ahí de comilonas o de copas, que podía haberlo hecho. Pero …¿qué les cuento que hago?
Sé que nuestra vida aquí continúa, y que nuestro ritmo de vida es el que es, pero creedme que aunque haga todas estas cosas, cuesta trabajo… y uno no se siente del todo bien. Este mundo sigue siendo muy injusto.
Hoy recibo noticias de alguien que se va destinado a Guinea, de un traslado dentro de Camerún a otra zona del país, y más ganas me dan de irme, aunque eso supone abandonar momentáneamente a otras personas. Así que más dilemas dentro de mí. Aunque este año, por diversos motivos, había decidido que me iba a dedicar sólo a mí (y a los míos).
No sé si esto sirve de reflexión final o no, sólo sé que son cosas que se me pasan por la cabeza. Que tenemos mucho que agradecer por lo que tenemos, más o menos, y aprender a valorar las cosas y las personas.
Gracias de nuevo a todos los que habéis seguido el blog en esta nueva aventura, a tod@s los que habéis colaborado para que nuestros pequeños proyectos se lleven a cabo; gracias a todos los que me habéis apoyado, y a los que no, sus motivos tendrían;gracias a los que de una manera u otra habéis hecho posible que me pueda embarcar en este viaje, sobre todo a mi mujer y a mi hija, y como no, a las MCI

  




1 comentario:

  1. Pues....claro.....yo....te entiendo.un poco....cuando con 18 años pase varios veranos a Santander de voluntaria con disminuidos....nuestra vuelta era...resumiendo.....dura.....nadie nos entendia a Susana y a mi....pero....era dificil la vuelta a la vida cotidiana.....y eso comparado con lk tuyo.....poca cosa....un beso grande ¡Carlitos!!!!!!!

    ResponderEliminar